Libros con personalidad. Ofegabous

oficina Ofegabous

«Los encuestados manifiestan una actitud de desconcierto y cierto desasosiego ante un nuevo y cambiante panorama socio-comercial cuyos patrones de conducta y consecuencias no identifican con claridad, que detectan nítidamente que las prácticas y los hábitos ya no responden al modelo tradicional al uso”. Esta es una de las conclusiones que se extraen del informe realizado por el Laboratorio del Libro en este 2013, cuyo objetivo no es otro que servir de referencia para conocer el posicionamiento del sector del libro en España. En dicho informe también hablan de la existencia de una sobreproducción de títulos en el mercado, que las empresas no saben situarse en la red, que los precios fijos en los libros llevaría al cierre masivo de librerías –sí o sí–, que lo digital no acaba de arrancar… Reconozco que todos esos datos y estadísticas me aburren –a excepción del cierre de librerías, cosa que sería un auténtico suicidio intelectual, algo que no debiera permitirse jamás– e imagino que a un porcentaje extremadamente alto de lectores también. Además, ¿quiénes son los encuestados? ¿Qué cifras manejan los encuestadores? ¿En qué se basan realmente, en la realidad de los grandes grupos o en las editoriales independientes?

Formulo estas preguntas porque el sector editorial es un sector complejo al que le tienen cierto resquemor por gozar de mayor versatilidad y autonomía. Es también un sector que se ha caracterizado por su identidad, puesto que cada sello ha sido fundado por personas con una personalidad muy marcada y que han confeccionado sus catálogos a su imagen y semejanza, cosa que en otro tipo de industria sería imposible de realizar.

No sé muy bien porqué, desde la aparición del libro electrónico son cada vez más las noticias que recogen esos datos exasperantes sobre la mala situación del mercado editorial. Se habla de pérdidas de millones y millones de euros, de una disminución considerable del público lector, de la práctica extinción de un modelo que, vociferan, resulta ya insostenible. Sin embargo, en la última década han surgido decenas de sellos independientes, firmas que han sabido moverse entre esas tierras movedizas de la confusión y devaluación bursátil. Estas editoriales suelen contar con personas al frente que no se amedrentan y buscan reformularse en cada paso que dan, logrando así subsistir con un único objetivo en mente: ofrecer buena literatura.

Ilustración de José Antonio Vallejo Serrano. 'Mi jueguete favorito'mimo y dedicación

La editora de Alpha Decay, Ana S. Pareja, me confesó una vez que «las pequeñas editoriales que han surgido en los últimos años suelen subsistir por el esfuerzo y grandes dosis de capital personal, y unas expectativas de lucrarse mínimas o nulas. Salvo honrosas excepciones, el nuevo editor está preparado para ver su patrimonio peligrar continuamente. El arte está en mantenerse siempre en la línea de flotación». Así pues, donde ahora realmente reside el éxito es en el mimo, cuidado y dedicación que esas editoriales tengan con las obras que vayan a publicar. En otras palabras, deben buscar el modo de atraer al lector, captar su atención con títulos originales o diseños que sean más arriesgados y, sobre todo, y por encima de todo, apostar por autores que realmente tengan la suficiente potencia narrativa como para dejar KO al lector.

Podría citar aquí a muchas de esas editoriales que están realizando un trabajo excepcional, recuperando a autores que quedaron en el olvido o, simplemente, eran malditos. También se atreven con las jóvenes voces literarias que piden paso casi a gritos. Y por si fuera poca cosa, suelen entrometerse en los suplementos de cultura acaparando todo tipo de elogios, más que merecidos por dotar a la sociedad actual de nuevos puntos de vista, miradas pacientes y reflexivas, pensamientos que deben ser expuestos y debatidos, historias que creen conciencia.

Teniendo en cuenta ese papel social que creo deben desempeñar las editoriales, las palabras que el escritor mexicano Sergio González Rodríguez pronunció a raíz de la presentación de su última novela El artista adolescente que confundía el mundo con un cómic (Literatura Mondadori), me parecen de los más oportunas. González Rodríguez dijo: “podemos recuperar lectores si les obligamos a pensar más y mejor”. Yo así lo creo. Por ese motivo, cuando supe de la existencia del proyecto editorial de los hermanos Curro y Mayte Esbrí, no pude más que agradecer la existencia de personas que aman los libros, los libros realizados con esmero, auténticas piezas de arte.

 libros de artista

Ofegabous. Así se llama este proyecto creado por dos hermanos castellonenses que decidieron partir a Madrid para hacer realidad una ilusión. Una diseñadora, Mayte, y un hombre curtido ya en mil batallas de distribución de libros, Curro. Los hermanos Esbrí, valldeuxenses de pro, creyeron firmemente en sus posibilidades de crear libros de artista.

¿Y qué son los libros de artista? Pues, ni más ni menos que proyectos editoriales que desempeñan también una función artística. «Hablamos con artistas que nos gustan y les proponemos crear una publicación. A partir de ahí surgen ideas hasta que damos con un proyecto que creemos factible, que nos guste a todos y luego, nos ponemos a trabajar en él», explica Mayte Esbrí, quien acto seguido da pistas sobre el origen del nombre de su editorial. «Nos pareció que Ofegabous era un nombre perfecto porque nos recuerda el lugar de donde venimos. A la vez, y esto pocos lo saben, es un animal muy desconocido, incluso en su zona. Por tanto, podría decirse que tenemos esa romántica idea de reivindicar cosas a las que no se les presta la suficiente atención», confiesa, y añade, «nosotros buscamos reivindicar a esos artistas que están empezando, pero que podrían convertirse también en animales como el ofegabous, que está abandonando la Comunitat Valencia por la proliferación de urbanizaciones, autopistas y campos de golf. En otras palabras, no queremos que acaben con su hábitat natural y, en este caso, con su hábitat artístico».

primer proyecto

Un buen día recibí un sobre, en cuyo anverso se leía: «libro». Raudo y veloz –cuando se trata de abrir sobres o paquetes literarios parezco un niño con zapatos nuevos– escudriñé en su interior y vi que había un ejemplar de Mi juego favorito, una obra de José Antonio Vallejo Serrano y el primero de los bebés editoriales de Ofegabous. «Somos muy fans del trabajo de José Antonio y fue él quien nos propuso ilustrar un cuento que había escrito su hermana, Mª Jesús Vallejo Serrano, basado en un personaje de su obra Oso de Peluche«, cuenta Mayte. La salida al mercado de este primer libro ha resultado toda una aventura pues las dos mitades de la editorial se han encargado de todo el proceso: edición, impresión, distribución, promoción… «De momento lo hacemos todo nosotros», apuntan.

Ilustración de José Antonio Vallejo Serrano. 'Mi juguete favorito'

Mi juego favorito es una pequeña joya por su diseño, sutil y muy táctil –los libros hay que palparlos, manosearlos–. En resumidas cuentas podría decirse que es un cuento ilustrado que narra la historia de Marcos y Oso de Peluche, su adorado juguete, al que tiene que renunciar porque se está haciendo mayor. Detrás de esta historia sencilla se esconde uno de los aspectos más traumáticos de la infancia: el desprenderse de ese objeto querido y reconfortante que simboliza toda una etapa feliz del ser humano. El texto de María Jesús, como bien inciden desde Ofegabous, «tiene un estilo claro y narra de forma precisa lo que puede ser, al mismo tiempo, un cuento que acompañe a los niños que estén empezando el difícil camino hacia la vida adulta y también para todos aquellos adultos que sienten cierto placer rememorando las experiencias de la infancia. María Jesús enlaza continuamente lo que cuenta con los motivos principales de la obra de José Antonio, de manera que el texto y las ilustraciones se complementan totalmente».

En cuanto a las ilustraciones, el lector puede ver que son muy personales y, al mismo tiempo, se integran en lo narrado, formando una sensación de ambigüedad enriquecedora. «José, que lleva años llenando galerías de arte con sus creaciones, es la primera vez que hace un trabajo de ilustración, de manera que se ha volcado totalmente, pero sin renunciar a todo el bagaje que lleva ya consigo», cuentan desde la editorial. Ciertamente, se nota la implicación, y se agradece el hecho de tener ante tus ojos una obra tan singular.

otros títulos

Una vez iniciado este periplo editorial, ¿por qué no ofrecer más? En ese afán por dar a conocer los trabajos de artistas cuya trayectoria merece ser explorada, Ofegabous publicó Dime que me quieres. «Esta es una idea de Claudia Cantón, a la que no le dimos demasiado tiempo para realizar el libro –porque realmente no lo teníamos–. Claudia vive en Tailandia y queríamos hacer que su visita a España este pasado verano y la presentación de su proyecto coincidieran, así que diseñamos y produjimos nosotros mismos el libro a mano, dándole un toque fanzinero’ que nos encanta», declaran los hermanos Esbrí.

Detalle del taller de Ofegabous.

«Se puede desvelar en las frases de Claudia un hambre voraz de amor, una necesidad brutal de compañía y el miedo acuciante del tiempo y la vecina del quinto que susurra», escribe José Antonio Vallejo Serrano, autor del prólogo, en el que también se puede leer lo siguiente: «Claudia se enfrenta a sus monstruos con frases que te cruzan al igual que una descarga eléctrica, son frases que podrías haber escrito tú, y es muy posible que lo hayas hecho, en cualquier hoja encima de tu mesa».

Ambos títulos cumplen esa función que antes mencionaba, la de capturar miradas que nos son desconocidas. Son obras íntimas, con una personalidad que logra captar tu atención y eso significa que van por buen camino. De hecho, Ofegabous tiene preparados varios proyectos, entre los que podríamos destacar: Batea firme, de Wenceslao LamasMorena, a ver si aprendes, de Noemí LlantadaBranquias, de Mercedes CosanoEko, un proyecto muy interesante del cantante y compositor castellonense Rauelsson; se trata de un fotodiscolibro inspirado en su viaje a Japón en mayo 2012, con fotos y piezas musicadas que las acompañan. «Una joya», dice Mayte Esbrí. 

Ganas, inquietud, curiosidad, trabajo constante y profesionalidad. Todo eso y más caracteriza el trabajo de estos dos hermanos que han cumplido un sueño que creo maravilloso. Ahora, tan solo queda decir, ¡larga vida Ofegabous!

iletradoperocuerdo

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