«Vivir como el tonto entre los hombres, como aquel al que todos miran con lástima y desprecio. Vivir sin explorar causa alguna, sin meter las manos en el fondo de ninguna cuestión. Y fingir, sobre todo el mudo placer de fingir. Fingir que nunca estuvimos hambrientos de certezas, que jamás nos dimos de bruces con el desencanto más absoluto. Vivir como iletrados, como seres indolentes que nunca supieron el dolor y la locura de todos los inquietos».

Javier Vicedo Alós

* Javier Vicedo Alós (Castellón de la Plana, 1985). No es casualidad, ni fruto del azar, que este buen hombre que se estruja el cerebro en desentrañar algunas pesquisas filosóficas haya sido becado por la Fundación Antonio Gala, publicado los libros de poesía El azul silencio del hombre (Ed. Aula de poesía, 2007) o La última distancia (Ed. Puerta del Mar, 2010) y, aunque no lo crean, haya ganado el II Premio de Poesía Joven de Radio Nacional de España en 2010 por su obra Ventanas a ninguna parte(Pre-Textos, 2010). Siempre tuve la certeza de que alcanzaría el grado de SER ALGUIEN IMPORTANTE. ¿Su fórmula? Poseer una inquietud enigmática, una imaginación al alza y un amor por el lenguaje muy vivo. Vicedo, o eso creo yo, se dio cuenta de la necesidad que tiene el ser humano de expresarse, de reflexionar y de crear un espíritu crítico. Digamos, que el poeta cuenta con una voz interior que ofrece una serie de porqués, cómos, cuándos y dóndes de su yo y, por ende, de su generación, aquella que, por desgracia, se ha visto envuelta en un aire de cierta desgana por pensar –aunque eso sí, con excepciones–.

Como buenos iletrados le preguntamos a Vicedo si sería tan amable de colaborar con nosotros, de ilustrarnos con algunas palabrejas. ¡Y cumplió, vaya si cumplió! Con este texto abrimos una nueva sección en iletradoperocuerdo en la que animamos a que participen con nosotros aquellos seres que así lo consideren oportuno y necesario. ¡La cerveza va por nuestra cuenta!